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¿SABÍAS QUE TU ESTADO DE ÁNIMO DEPENDE DE LAS BACTERIAS EN TU COLON?

Existe un dialogo directo y continuo entre nuestro cerebro y el intestino, ambos se ayudan y trabajan juntos pero también a veces se perjudican. Existe un complejo tramado  de canales de comunicación directa entre los cuales se transmiten mensajes eléctricos y químicos.

En las últimas décadas los avances en la investigación de este eje cerebro-intestino han dado por resultado cambios en la forma en que se diagnostican, tratan y se previenen algunas enfermedades mentales.

En mayo del 2000 Walkerton un pueblo de Ontario Canadá no daba crédito, literalmente el 80% de su población estaba sufriendo una especie de epidemia de gastroenteritis aguda provocado por el desbordamiento de los canales de riego que contenían patógenos y se mezcló con la red pública de agua, Siete fallecieron y muchos comenzaron a presentar problemas psicológicos. Cinco años más tarde uno de cada 5 vecinos había desarrollado una enfermedad intestinal inflamatoria así como depresión y/o ansiedad crónica.

¿que tenía que ver aquel episodio de gastroenteritis con la salud mental posterior de los residentes? seguramente todo. Se sabe que a menudo quienes padecen enfermedades crónicas gastrointestinales como colitis ulcerosa o síndrome de Crohn, suelen tener mucho mayor tendencia a padecer ansiedad, depresión, alteraciones emocionales y en el estado de ánimo.

También ocurre al revés: personas que padecen trastornos psicológicos acaban desarrollando problemas gastrointestinales.

La comunicación intestino-cerebro

El intestino y el cerebro se hablan e influencian las emociones se reflejan en ambos y la sabiduría popular lo señala  con frases como “tengo mariposas en el estómago¨ ,¨me cago de miedo¨ ó ¨trust your gut¨.   También diariamente lo experimentamos cuando comemos algo que nos gustó mucho sentimos una sensación de bienestar y placer pero cuando tenemos un agujero en el estómago tenemos un humor de perros, los nervios a unos les quitan el hambre, a otros les da mucho más, situaciones realmente estresantes pueden provocarnos diarrea o estreñimiento.

En el siglo XVIII un médico francés se percató que el tubo digestivo cuenta con su propio sistema nervioso, el sistema nervioso entérico, que depende del cerebro. Más tarde, en 1996, el investigador Michael Gershon, recuperó las investigaciones del médico Francés mientras realizaba investigaciones para la Universidad de Columbia (EUA) halló que el intestino alberga cientos de millones de neuronas, muchas más de la que tiene la médula espinal y el sistema nervioso periférico juntos. Acuñando el ya muy famoso concepto: ¨El intestino es el segundo cerebro¨

Gershon encontró en esas neuronas intestinales que secretan neurotransmisores muy importantes encargados de regular el estado de ánimo y el humor como serotonina, dopamina o GABA. estos también permiten al intestino realizar muchas funciones de forma independiente sin embargo y a diferencia de las cerebrales, las neuronas intestinales no tienen capacidad  cognitiva de razonar o tomar decisiones conscientes en general no pueden pensar pero sí sentir. Enviando impulsos eléctricos e información al cerebro quien a su vez, le manda al intestino peticiones y preguntas. Todo ese activo intercambio de mensajes se produce a través de canales directos de comunicación, de ellos el principal es el nervio vago, una super-autopista de ambos sentidos entre ambos órganos, que transmite impulsos eléctricos a través de sus fibras así como un tráfico constante de sustancias químicas y hormonas. El sistema inmunitario y la nutrición están también estrechamente involucrados.

¿La microbiota influye en el estado de ánimo?

En el centro de todo este entramado de comunicaciones entre el cerebro y el intestino se encuentra la microbiota intestinal también llamada flora intestinal, el conjunto formado por más de 39 billones de microorganismos en su mayoría bacterias que habitan el colon, funcionan como un solo órgano y realizan funciones vitales para la supervivencia humana como extraer y absorber la energía de los alimentos al transformar vitaminas esenciales además de entrenar el sistema inmunitario.

Aunque todavía no se acaba de comprender del todo. lo que está claro es que para estar saludables es indispensable una buena salud en nuestra flora intestinal y esto los científicos lo traducen como que esté equilibrada, sea resiliente y diversa. Alteraciones o desequilibrios es su composición se relacionan con trastornos y problemas en la salud mental y gastrointestinal.

3 estudios posteriores han añadido evidencia científica a la relación entre el eje cerebro-intestino y han demostrado que la microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en la salud mental y el estado de ánimo.  El primero de esos experimentos lo llevaron a cabo investigadores de la Universidad de McMaster, con Premysl Bercik a la cabeza: observaron que las dos cepas de ratones –unos eran animales tranquilos y tímidos, y los otros, nerviosos y agresivos– que tenían en el laboratorio, a pesar de comer lo mismo, presentaban composiciones de bacterias intestinales distintas. Decidieron, entonces, realizar un trasplante de heces de los ratones de un grupo al otro. Para su sorpresa, vieron cómo los animales se intercambiaban el carácter.

En esa línea, poco después, al otro lado del Atlántico, en la Universidad de Cork un grupo de científicos, dirigidos por John Cryan y Ted Dinan, utilizaron la misma cepa de ratones tímidos que en el experimento de Canadá y comprobaron que eran capaces de cambiar el comportamiento de los animales administrándoles un suplemento con bacterias beneficiosas o probióticas: los animales eran menos ansiosos y más atrevidos, como si estuvieran tomando dosis bajas de antidepresivos.

Posteriormente se han realizado también estudios con personas en esa misma línea, con el fin de intentar discernir la relación entre cerebro e intestino y comprobar si es posible impactar en la salud mental a través de la microbiota. Por ejemplo, en un experimento de la Universidad de California dieron a un grupo de mujeres un probiótico de alta calidad  dos veces al día durante cuatro semanas y comprobaron que se producían cambios positivos en las regiones cerebrales encargadas de regular las emociones.

Aunque cabe decir que este es aún un ámbito de investigación muy joven, que apenas cuenta con menos de dos décadas de vida, existen indicios claros pero el conocimiento aún es limitado.

Se sabe que, en muchas de estas enfermedades neurodegenerativas y trastornos mentales, un denominador común es que quienes los padecen suelen tener una flora intestinal alterada y, por tanto, problemas gastrointestinales. Se ha observado, además, que tratando los síntomas gastrointestinales se lograban mejorar los síntomas de la enfermedades neurológicas. Es más, hay trabajos que han hallado que, al transferir bacterias de niños con trastorno del espectro autista a ratones sanos, los animales desarrollaban síntomas parecidos a los pequeños, como aversión social.

Muchos microorganismos intestinales son capaces de secretar sustancias inflamatorias que pueden escapar del intestino y llegar a todo el cuerpo a través de la sangre. Y se sabe que la inflamación crónica contribuye, entre otros, al desarrollo del alzhéimer, párkinson y esclerosis múltiple. Es más, muchos genes implicados en estas enfermedades están asimismo asociados a la inflamación.

Los Probióticos juegan un papel importante

Sin duda la microbiota intestinal influye en la forma en que nos enfrentamos a la vida, por lo que, cuanto más saludable sea esta comunidad de bacterias mayor será la influencia positiva en nuestras emociones y estado de ánimo.

 El factor que principalmente influye en la microbiota intestinal es la alimentación, por lo que hay muchos investigadores centrados en determinar qué alimentos pueden impactar sobre la salud cerebral, algunos investigan cócteles de bacterias benéficas capaces de producir sustancias neuroactivas como le GABA dopamina y serotonina que actúan sobre el eje intestino-cerebro para reducir ansiedad o tristeza. A estos cócteles se les conoce como psico-bióticos. Quizás en un futuro cercano pudiéramos recurrir a este tipo de combinaciones bacterianas para subir el ánimo.

Cada vez más iremos viendo que tanto las enfermedades gastrointestinales como las psicológicas serán tratadas de manera conjunta para curas reales en ambos  ya que la mejoría de uno siempre se refleja en la mejoría del otro.

Con las que ahora contamos para ayudar enormemente a mantener una flora intestinal sana son los probióticos, existen muchos en el mercado pero hay que buscar los que por su variedad de cepas y cantidad de bacterias nos brindan el balance necesario.

Finalmente pensar que un grupo de bacterias en un rincón oscuro del intestino controla nuestro estado de ánimo resulta un poco extraño ¿no lo creen?

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1 comentario en “¿SABÍAS QUE TU ESTADO DE ÁNIMO DEPENDE DE LAS BACTERIAS EN TU COLON?”

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